jueves, 21 de noviembre de 2013

UNA CARTA DESDE GÉNOVA QUE CUMPLIÓ 107 AÑOS

José Semorile nació el 27/08/1879, era el tercero de los nueve hijos de Juan Bautista Agustín y Teresa Mussante, hermano de Luis Emilio, el sexto entre los nueve. Según comentó Mimí Semorile viajó mucho a Italia. Era coadjutor salesiano (según Wikipedia así se llaman los salesianos religiosos laicos, no se ordenan como sacerdotes pero dentro de la Congregación tienen los mismos deberes y derechos religiosos que los salesianos sacerdotes). Falleció en Córdoba el 23/04/1926.

José envía esta carta (cuya fotocopia acercó Mimí Semorile) a Luis Emilio en 1906 contándole una visita a Milán. Aparentemente residía en Génova. La carta tiene palabras en italiano, señaladas con itálica, a continuación entre paréntesis agregué la correspondiente palabra en español.

Génova, noviembre 1º de 1906
Señor Emilio Semorile
Baradero

Querido hermano:
Al recibo de esta, espero te encontrarás bien de salud, asieme (quizás assieme “juntos”) a papá, mamá, hermanos y demás parientes; aquí todos buenos.
Por las postales que mandé, sabrás que he estado á (en) Milán y me quedé seis días para visitar bien la exposición, y algo de la ciudad. Tuve de compañero a un nuestro primo, José Musante, zapatero, y que vive en Nervi. La cosa más importante, que se admira en Milán es el Duomo, una de las primeras meravillas (maravillas) del mundo. El templo tiene 148 metros de largo, por 57 de ancho, la cúpola (cúpula) es alta 46 metros en su interior, y en el exterior, desde el suelo hasta la cúspide (o quilla) es de metros 109, practicables hasta 105. L’interior (el interior) del Duomo es formado en cincos navadas (naves), separada por 52 colonas (columnas) casi octogonales: cuatro de las cuales más gruesa de las otras, porque réggono (sostienen) la gran cúpola (cúpula), y tienen metros 3,40 de diámetro. Más de 3.000 estatuas se cuentan fra (entre) el interior y exterior del templo.
Y si un bosque de gigantescas colonas no bastara en hacer, el Duomo de Milán, el primer templo del mundo; sólo el panorama que se presenta desde su cima, lo hace maravilloso. Á decirte la verdad, es tan fuerte la impresión que se recibe en el primer momento, desde aquella altura, (mt. 105) que, a cualquiera, sin querer, le tiemblan las piernas, y parece que uno si amarée: pero, pasadas las primeras impresiones, se acostumbra a poco, a poco, a contemplar el panorama que se le presenta ante sus ojos. Además de verse, de un lado, algo de los Apeninos, y de otro, los Alpes con los montes Bianco, el gran San Bernardo, el Cervino, el monte Rosa, etc. se ven en lontananza ciudades y borgos (pueblos) como Pavía, Monza, Bérgamo, Cremona y otras.
Después del Domo, digna de admiración, es la Galería Victorio Emanuele II; tiene 195 metros de largo, por 14 de ancho y 32 de alto; tiene forma de una cruz, con en el centro, una gran cúpola (cúpula) de vidrio, de 50 metros de alto.
Otros edificios dignos de menzión (mención), son: el palacio Brera, el palacio Municipal, el Real, el gran Castillo Sforzesco, etc.
Te diré, que me gustó mucho la ciudad de Milán, porque, además de tener grandes edificios y casas de negocios de mucho lujo, tiene un esmerado servicio de tranvays elétricos (tranvías eléctricos), los más modernos: todos los coches tienen los asientos los más blandos, forrados con terciopelo color rojo; y a cada asiento hai (hay) un timbre elétrico (eléctrico), a comodidad de los pasajeros. Hai (Hay) más: en beneficio de los obreros y de todos, por las mañanas asta (hasta) las nueve, el precio en los travays elétricos (tranvías eléctricos), es reducido a la mitad; figúrate, ¡con sólo 5 céntimos te vas de una lado a otro de la ciudad!
En la Estación Central de los ferrocarriles, vos verás grandes coches ù automóbiles elétricos (o automóviles eléctricos), al servicio de los principales Hoteles, y que trasladan, no sólo a los pasajeros, pero también a los correspondientes equipajes.
Milán, la ciudad más importante de Italia en cuanto a la industria, es también el centro de las líneas italianas de los ferrocarriles: que, desde este punto, se derraman por todas direcciones de Italia, y varias al Estranjero (Extranjero). La ciudad de Milán es continuamente visitatas (visitada) por italianos y estranjeros (extranjeros) de todas partes.
En cuanto a la exposición, la visité toda detalladamente, y he quedado muy contento y admirado al mismo tiempo, al contemplar tantas maravillas realizadas, en el arte y en la industria, por el genio umano (humano).
L’exposición (La exposición) ocupa el expacio (espacio) de dos grandes plazas (Plaza D’Arme y el Parque), separadas bastante la una de la otra, pero puestas provisionalmente en comunicación por medio de una ferrovía elétrica (eléctrica) elevada; y la llaman elevada porque construida sobre de un largo puente de madera que cruza por encima de varios binarios del ferrocarril.
Las naciones que han concurrido en forma oficial a la exposición son las siguientes: Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, China, Cuba, Danimarca (Dinamarca), Francia, Alemania, Japón, Inglaterra, Mónaco, Olanda (Holanda), Portugal, Suiza, Turquía, Ungría (Hungría) y las repúblicas de Sud-América.
La suma total de los edificios construidos (entre galerías, pabellones, restaurantes, quioscos, etc.) es de 222, divididos assi (así): 142 en plaza L’Arme y 80 en el Parque. La Galería del Trabajo era una de las primeras cosas en visitarse: en ésta se veían centenares de obreros y obreras ocupados todos en los diferentes ramos de la industria. El pabellón de Canadá, también, llamaba mucho la atención del público: frutas maravillosas, variadissimos (variadísimos) productos agrícolas, y ricos minerales allí expuestos, hacían de esa exposición, una de las más interesantes e instructivas. También el pabellón de la America Latina era visitado con mucho interés, y en donde nuestra República Argentina estaba dignamente representada.
Antes de regresar a Génova, me quedé medio día á (en) Pavia, ciudad antigua, pero muy linda é (y) quieta: tiene una famosa Universidad, en la cual miles de jóvenes cúmplanos sus estudios.
Recibí tu postal, junto con la del tío, y las dos del señor Sbarra, y agradezco a todos; también recibí las dos que me mandaron María Luisa, Adela y Elvira, y las cuales me fueron muy gratas; pero como tenían muchos escritto (escritos), venían multadas; con esto sólo las pongo en aviso, para cuando manden postales a otro.
También recibí el folleto de la manifestación popular al doctor Casimiro Liaudat; y al enterarme del motivo por tal demostrazión (demostración) me ne (me) sentí disgustado: pero al presente, espero, estará ya al cargo de antes.
Dirai (Dirás) a Jorgelina, que estuve en Reuta a visitar su padrino Antonio Passalacqua, el cual me agradeció muchissimo (muchísimo) por tal visita, y me encargó dieras recuerdos a su ahijada, a papá y demás en familia.
Te diré, que por casualidad, me encontré con mi madrina, en una calle de ésta; me dijo que dieras a todos muchos recuerdos, y me contó que el señor Alejandro está recién en convalecencia, por una enfermedad que lo tuvo en coma dos meses.
Cuando me escrive (escribas), me contarás algo de Baradero; como marcha el negocio de zapatería, ropería y almacén; si Agustín todavía está en pleito; y si el pueblo está siempre entre el barro y la tierra. También, cuando te acomode, me mandarás, algún número de La Prensa, ú (o) La Nación, y algunos de Cara y Caretas, ú (o) P.B.T.
Recibirás los recuerdos de abuelita y tío, y se los harás presentes a mamá y papá, hermanos y demás parientes.
De mi parte darás recuerdos a Simonin, Irizari, Sbarra, Carlos B., Llaquin, Bolán, Gramajo, Pedro Zapa, Pepe Rodriguez, Eigidio, don Luis y Angelito De-Cesare, Cacerola, Brondelli, San Pedrino y demás que pregunten por mí.
Sin más se despide tu apreciable hermano que te quiere
José Semorile.