Que esté la mujer en el hogar: ¡¡esta es su misión!! Muy casera, muy
familiar, muy de esposa sencilla y práctica, muy llena por lo tanto de genuina
sabiduría.
KEMPIS
No sé por qué, a
este nombre —BENJAMINA— lo asocié siempre a una imagen de algodonosa dulzura, a
un canto de paz, a un sueño de maternal armonía, en el marco de una cara
redondeada y de cabellos plateados.
Habitante
imaginario de una rústica y confortable cabaña suiza, mientras, frente al
caldero familiar, ella vigila el pan nuestro de cada día y prepara la clásica
mantequilla.
¡Suiza! ¡Ahí
está! Eso es todo ella. Una mamá suiza que encarna la poesía, el amor y la
idiosincrasia serena del suelo que Dios ha bendecido con la paz.
Y hoy descubro
que yo la pienso e imagino así desde aquella clase de historia en que Doña
Benjamina nos habló de los primeros colonizadores que dieron impulso y renombre
agrícola a nuestro pueblo. ¡Cómo se iluminaban sus ojos! ¡Cómo vibraba su
acento al esbozar figuras y cosas!
Todo para
significar hasta dónde se conmueve la fibra infantil al conjuro de dulces y
sinceras palabras y de qué forma vibra en el recuerdo la bondad de una mujer
que en todas sus acciones pone algo de su innata mesura y benevolencia.
Es parte
directriz y también componente de dos asociaciones parroquiales; trabaja con
ejemplar dedicación y siempre le dan bromas porque tiene la costumbre de tomar
nota de cuanta tarea se le encomienda. —¡Ya estoy vieja para estas cosas! —suele
expresar risueñamente—, es necesario que la juventud venga a sustituirme…
Pero hay
senectudes «Doña Benja», que estimulan y dan el ejemplo, justamente porque hay
muchos espíritus jóvenes que se apoyan en esa fuerza y en ese estímulo que
brinda siempre la mujer, cuando aparte de ser muy familiar, muy de esposa
sencilla y práctica, sabe también repartir el don inigualable de saber darse a
los demás, cumpliendo el divino precepto, desgraciadamente hoy tan olvidado: Amaos
los unos a los otros.
Y recién hoy, a
muchos años de haber recibido de ella tanta bondad, le presenta mi corazón este
mudo homenaje de gratitud.
YAMITA
Publicado en diciembre de 1945 en un diario de Baradero