Es mi propósito, en esta fecha honrar la memoria de las
mujeres inmigrantes que, en distintas fechas y desde diferentes países llegaron
a nuestro pueblo.
Ellas, pequeñas con sus padres, o adultas con su marido y
sus niños, dejaron su tierra de nacimiento, sus familiares, sus afectos y tal
vez sus ilusiones. Partieron rumbo a otro país de gente, paisaje, lengua y
costumbres desconocidos. Sabían, sí, del viaje largo y azaroso que les
esperaba. Su maleta más grande sería seguramente la de la esperanza y la fe:
esperanza en el porvenir a ganar con su trabajo y fe en la mano que Dios les
tendería.
Sin duda fueron las mujeres, por más sensibles y débiles,
las que más sufrieron el desgarro de la partida; el corte, quizá definitivo,
con lo que dejaban.
Doña Sofía Currat, mi abuela, fue la inmigrante suiza que
más cerca tuve y voy a recordarla sabiendo desde ya, que muchas la habrán
superado en sus virtudes y capacidades, y que, para tantas otras, sobre todo para
las primeras en llegar, la lucha habrá sido más pesada, más difícil, más
intensa.
La familia Ginsberg, que ese era el apellido de Sofía, llegó
a Baradero en el año 1864. Benjamina Corboz
y Frederic Titus Ginsberg con cinco hijos, cuatro mujeres y un varón, vivieron
en la vieja casa que existía donde hoy se levanta el edificio de departamentos
de la calle Bulnes.
Muy pronto Sofía se casó con el herrero León Currat (1887), quien había llegado con sus
padres y hermanos, a la edad de tres años, en noviembre de 1867.
Tiempo
después, los padres y hermanos de Sofía, se radicaron en San Juan.
Mi abuela trajo de Suiza su diploma de Modista y Sombrerera.
Mientras criaba y educaba a sus siete hijos, regenteó un pequeño taller de
costura en la habitación más grande de su casa, la de la esquina de Santa María
de Oro y Cabrera, donde muchas jóvenes criollas, aprendieron de ella el oficio
de la costura.
A su profesión le agregó muchas habilidades. Como cocinera,
sus platos olían como los mejores: sopas cremosas; budines; tortillas;
bocadillos; papas a la suiza o papas al gratín; los fideos con manteca y queso,
cubiertos con abundante pan y queso rallados y al horno bien caliente. Sus
pastas caseras: tallarines, ravioles, ñoquis, los alcauciles al infierno; las
hamburguesas que ella llamaba “bifes alemanes”; recuerdo por último la choucrute que preparaban en un barril de
madera.
La canela siempre acompañaba a su arroz con leche y a muchos
postres. La sémola con leche desmoldada sobre un plato hondo, era bañada con
una salsa hecha con vino, azúcar y canela.
Sus dulces, licores y jarabes para la tos, no faltaban en su
gran aparador verde, lo mismo que las conservas, pickles y escabeches.
Todo se hacía en la casa, sábanas, manteles, servilletas,
cortinas y hasta colchones de lana; almohadas y acolchados de plumas.
Recuerdo a mi abuela con su tejido de cuatro agujas. En sus
manos, medias y guantes tomaban rápidamente la forma y el tamaño deseado.
Quiero destacar también el perfil generoso de la abuela
Sofía. Ella acudía siempre en ayuda de algún vecino enfermo, colaborando con su
experiencia y trabajo.
Mi madre nos contaba que en esa casa era común se alojaran
suizos recién llegados, hasta que se les conseguía una ocupación y una vivienda
segura.
Inmigrantes italianos, numerosos en el barrio, encontraban
en la abuela Sofía orientación, apoyo y ayuda en los primeros tiempos en ésta
su nueva tierra.
La Sociedad Suiza de Socorros Mutuos de Baradero, la contó
siempre entre las organizadoras de celebraciones y festividades. Y, ya pasados
los días de intenso trabajo, integró durante mucho tiempo la Comisión de Damas
del Hospital Municipal San José.
Siempre tenía a mano una golosina, un chocolate, una fruta o
galletitas para el nieto que la visitaba. Paciente y cariñosa con los pequeños
a quienes brindaba toda su atención.
Hijos, nietos y bisnietos hemos escuchado de ella una
cancioncilla que dice así:
Ainsi font, font, font
trois petites marionettes
ainsi font, font, font
trois petits tours
et puis s'en vont
Y hacer, hacer, hacer
tres marionetas
y hacer, hacer, hacer
tres pequeñas torres
y luego ir