lunes, 12 de abril de 2021

CABELLOS BLANCOS

 Que esté la mujer en el hogar: ¡¡esta es su misión!! Muy casera, muy familiar, muy de esposa sencilla y práctica, muy llena por lo tanto de genuina sabiduría.

KEMPIS

No sé por qué, a este nombre —BENJAMINA— lo asocié siempre a una imagen de algodonosa dulzura, a un canto de paz, a un sueño de maternal armonía, en el marco de una cara redondeada y de cabellos plateados.

Habitante imaginario de una rústica y confortable cabaña suiza, mientras, frente al caldero familiar, ella vigila el pan nuestro de cada día y prepara la clásica mantequilla.

¡Suiza! ¡Ahí está! Eso es todo ella. Una mamá suiza que encarna la poesía, el amor y la idiosincrasia serena del suelo que Dios ha bendecido con la paz.

Y hoy descubro que yo la pienso e imagino así desde aquella clase de historia en que Doña Benjamina nos habló de los primeros colonizadores que dieron impulso y renombre agrícola a nuestro pueblo. ¡Cómo se iluminaban sus ojos! ¡Cómo vibraba su acento al esbozar figuras y cosas!

Todo para significar hasta dónde se conmueve la fibra infantil al conjuro de dulces y sinceras palabras y de qué forma vibra en el recuerdo la bondad de una mujer que en todas sus acciones pone algo de su innata mesura y benevolencia.

Es parte directriz y también componente de dos asociaciones parroquiales; trabaja con ejemplar dedicación y siempre le dan bromas porque tiene la costumbre de tomar nota de cuanta tarea se le encomienda. —¡Ya estoy vieja para estas cosas! —suele expresar risueñamente—, es necesario que la juventud venga a sustituirme…

Pero hay senectudes «Doña Benja», que estimulan y dan el ejemplo, justamente porque hay muchos espíritus jóvenes que se apoyan en esa fuerza y en ese estímulo que brinda siempre la mujer, cuando aparte de ser muy familiar, muy de esposa sencilla y práctica, sabe también repartir el don inigualable de saber darse a los demás, cumpliendo el divino precepto, desgraciadamente hoy tan olvidado: Amaos los unos a los otros.

Y recién hoy, a muchos años de haber recibido de ella tanta bondad, le presenta mi corazón este mudo homenaje de gratitud.

YAMITA

Publicado en diciembre de 1945 en un diario de Baradero